REFERENTES

«Referentes son las personas de mi barrio o de mi familia, que las veo, admiro e idolatro»

Guillem Montoro (1995) es político, técnico de igualdad y activista por los derechos del colectivo LGTBI+. Fue concejal del Ayuntamiento de Paiporta por Compromís entre 2018 y 2020 y fue el primer hombre trans visible en acceder a este cargo en España. Ha escrito el libro I si fores tu? sobre el acoso escolar. La revista Shangay lo nombró como uno de los 6 jóvenes más relevantes del activismo LGTBI+ en 2018. 

Si escribes tu nombre en Google, lo primero que aparece es que fuiste el primer hombre trans concejal. ¿Cómo entraste en la política de Paiporta?

La verdad es que ya hacía política, aunque no política institucional y he estado metido en el mundo del activismo LGTBI+ desde los 15 años. Llegué al partido político en el que milito en 2015,  un momento crucial para la política valenciana. Empecé participando activamente, pero de una manera muy discreta en la sectorial LGTBI+ de Compromís, y participaba también en un colectivo local y poco más. Como cualquier otra persona formé parte de la lista en una candidatura y poco después acabé siendo concejal en el municipio.

Pero no solo fuiste el primer concejal trans, también el más joven del ayuntamiento. ¿Cómo te inicias en el activismo?

Fue un momento en el que a nivel personal me estaba descubriendo, saber qué era lo que me pasaba, intentaba encontrar una etiqueta y tenía la necesidad de encontrar referentes porque no conocía a nadie. Y también es cierto que también me frustraba mucho ver la situación legal de las personas LGTBI+. Era un momento de poco reconocimiento, de poca puesta en valor, de absoluta marginalización de las personas LGTBI+ en la comunidad valenciana. Para mí era la necesidad de aportar algo y de luchar para reivindicar lo que tiene que ver con los derechos de todas las personas del colectivo. Fue muy importante, tanto desde la parte más activista del asociacionismo y desde el punto más político.

Y situastéis a Paiporta como pueblo referente en la reivindicación por la diversidad y la lucha por la igualdad de género.

Esto viene a raíz de hacer visible que soy el primer concejal trans. 

Yo no me planteaba hacerme más visible, porque ya era una persona trans visible en mi entorno. Pero en una formación, precisamente de la FELGTBI+,  unas amigas me dijeron “oye, ¿tú te planteas que tal vez puedas ser el primer concejal trans visible de España?”. No lo creía porque pensaba que había otra persona. Evidentemente estaba Carla Antonelli, en otro espacio y mucho más importante, pero no sabíamos si a nivel municipal podía haber alguien. 

Y buscando y buscando, vimos que no, que no había nadie. Entonces, Paiporta se situó en el mapa con una reivindiación de que las personas trans también podemos ocupar espacios en la política. De alguna manera queríamos acercar a las personas trans (visibles o no) y mostrar que podemos ser el concejal de tu pueblo o el panadero de tu barrio. 

Fue muy bonito. Había muchas familias que no conocían a nadie más trans más allá de su hijo o su hija, y lo veían como algo extraordinario y se daban cuenta de que es algo mucho más común y que forma parte de la propia diversidad humana.

Pero también hubo violencia política por parte de Vox por formar parte del colectivo LGTBI+. ¿Cómo viviste esa violencia política?

En el momento de mi nombramiento, Vox no tenía la relevancia ni la representación que tiene en la actualidad. Había una presencia más minoritaria, de Valencia 2000 y algo similar a Vox. Yo en ese momento, aún no había realizado la modificación legal de mi nombre; no había tenido la oportunidad de llevar a cabo ese cambio de manera oficial. Fue entonces cuando empezaron a difundirse, a través de varios medios de comunicación que anunciaban mi nombramiento como concejal, mi nombre legal hasta ese momento, junto con una serie de comentarios ofensivos, tildándome de monstruo y utilizando calificativos innecesarios.

Además, en relación con el tema de Vox, esto es algo más reciente y, en cierta medida, pintoresco. El hecho de que me señalen de esa manera sugiere que sus políticas no van más allá de la singularidad que los caracteriza. Las personas trans estaremos presentes, independientemente de sus opiniones. Aquellos que permanecen anclados en el pasado, lamentablemente, son ellos. Evidentemente ojalá progresaran, pero la realidad es otra.

¿Cuál crees que es la manera que tenemos de hacer frente a los discursos de odio?

Por un lado, la educación en diversidad sexual y en igualdad, es un pilar básico que debemos seguir trabajando a nivel colectivo. No solo las personas LGTBI+, sino toda la sociedad, las personas heterosexuales como aliadas y los grupos educativos. Es una cuestión que se debe trabajar desde la infancia para generar una conciencia colectiva de que la igualdad para todas las personas es la base para seguir hacia adelante. 

Precisamente, el año temático de la Federación Estatal LGTBI+ lo dedicamos a la educación. Y, precisamente, junto a Patricia Estellés, escribes el libro I si fores tu, que habla del acoso escolar. Acoso que tú también has contado que sufriste. ¿De dónde nace el libro? 

Usé mi propia experiencia y también aproveché las redes sociales para recoger experiencias de muchas otras personas que nos escribieron mandándonos algunas pequeñas experiencias que construyeron un poco toda la historia de Ignasi, Ferran y Anna, que son los personajes del libro. 

¿Qué actuaciones echaste de menos en ese momento?

Desde mi perspectiva, creo que se faltó la escucha por parte del personal docente o de haberle dado importancia a lo que estaba pasando.

 Creo que, muchas veces, en las cuestiones del acoso escolar, en la cotidianidad del día a día, se pasa por alto circunstancias o comportamientos que los adolescentes o los jóvenes tienen entre sí, por su manera de relacionarse, que no las vemos como violentas. Pero quizá, para esa personita que tiene 12, 13 o 7 años, que otra persona te pegue un empujón o te quite el bocadillo o cualquier actitud violenta lo recibe como violencia, aunque tú como adulto no lo veas.

Creo que por mi parte faltó ser consciente de lo que estaba pasando. Luego sí que es cierto que cuando llegué al instituto, que siguió pasando, tuve la grandísima suerte de encontrarme con profes maravillosas que me escucharon desde el minuto uno y que tuvieron en cuenta todo lo que estaba pasando.

A raíz de esto, ¿cuál crees que es la manera más óptima para tratar el acoso escolar?

Como no soy docente no puedo decir cuál es la manera más correcta de hacerlo, pero sí que es cierto que tenemos la suerte de que existen protocolos educativos para abordar este tipo de situaciones y también específicamente para abordar el acoso LGTBI+ en las aulas. Es importante que el personal docente sea conocedor de que tienen esas herramientas a su disposición para aplicar para acompañar al alumnado y a las familias que se puedan encontrar en estas situaciones.

Pero se educa constantemente. En internet también encuentras vídeos tuyos, de adolescente, transicionando.  ¿Por qué empezaste a grabarte?

Empecé, principalmente, por la necesidad de llevar un seguimiento personal de mi transición y observar cómo iba evolucionando. No encontraba a otra persona que estuviera compartiendo su experiencia de transición en español; aunque había muchas voces de Estados Unidos y América Latina, en español solo conocía a otras dos personas. Pensé: «Si estoy buscando este tipo de contenido y experiencia, voy a aportar la mía, ya que seguramente alguien más acabará viéndolo y reconociendo su propia vivencia». Si puedo ayudar a alguien y, de alguna manera, resolver las dudas que yo mismo no he podido superar, entonces estoy contribuyendo de manera positiva.

¿Es eso ser referente?

La palabra «referente» en sí me parece demasiado grande. Para mí, son más bien las personas de mi barrio o de mi familia, aquellas a las que veo, admiro e idolatro, más que alguien que aparece en la televisión o en los medios. Creo que se le otorga un poder excesivo a la palabra «referente» y, posteriormente, puede volverse un poco peligrosa. Para mí, los referentes son mis amigas, son esas personas que veo todos los días, y no somos conscientes del impacto que nuestra propia experiencia puede tener en nuestro primo pequeño o en cualquier persona que nos vea y se reconozca en nuestra diversidad. Ver a una persona gay que puede ser tu profesor te empodera y te hace sentir válido, además de tomar conciencia de que lo que estás viviendo es legítimo.

¿Qué referentes LGTBI+ tuviste?

Uno de mis grandes referentes fue y sigue siendo Carla Antonelli. Puedo afirmar que otro de mis principales referentes y amigos es Leo Mulió, un activista trans y psicólogo. Gracias a que vi su historia plasmada en el documental «El sexo sentido», logré conectar con mi propia experiencia trans y comprender todas las emociones y situaciones que sentía que me estaban ocurriendo al verlas reflejadas en otra persona.