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Cristina Pérez: “Las primeras lesbianas visibles eran las lesbianas con pluma”

Cristina P. Álvarez es asturiana, aunque reside en Pamplona. Fue una de las creadoras del Día de la Visibilidad Lésbica que se celebra cada 26 de abril desde 2008. Actualmente, es co-coordinadora del grupo de Políticas Lésbicas de la Federación Estatal LGTBI+. 

¿En qué momento empezaste con el activismo?

Empecé mi activismo LGTBI+ en Xega cuando tenía tan solo 20 años. Comencé en 2004, antes de la aprobación del matrimonio igualitario, aunque yo no participé mucho en eso, acababa de llegar cuando se aprobó. Al principio, estaba más bien a la expectativa, aprendiendo y apoyando en las manifestaciones, pero como una hormiguita más. No estaba involucrada en el diseño de nada en ese momento, era muy joven. Sin embargo, sí celebramos el matrimonio igualitario y, a partir de su aprobación, sí me involucré más, ya que era una ley muy necesaria en aquel momento. 

Todavía sigues siendo activista, ¿por qué?

Confieso que tuve un descanso en el activismo, pero durante ese descanso, seguía siendo visible en mi día a día y en mi relación con mi pareja.

Después de un tiempo, recibí una llamada de Cristina Pérez, la anterior coordinadora del grupo de Políticas Lésbicas de la Federación Estatal LGTBI+, alrededor del 26 de abril, y empecé a sentir el deseo de volver. Estaba involucrada en el ciclismo y hacía activismo con el tema de la mujer en el deporte, pero cuando Cris me invitó a participar en unas entrevistas para el Día de la Visibilidad Lésbica, decidí que era el momento de volver a la Federación.  Ésta siempre ha sido un hogar para mí, donde crecí y me siento cómoda.

¿Cómo y por qué surgió el Día de la Visibilidad Lésbica?

Comenzamos a diseñar el proyecto en el año 2007. En aquel momento, carecíamos totalmente de referentes. La serie de televisión de Ellen DeGeneres había sido cancelada poco después de que saliera del armario, lo que transmitía el mensaje de que salir del armario tenía consecuencias negativas. Entonces, tuvimos la idea de dedicar un año entero a la visibilidad lésbica. Este fue el primer año temático de la Federación Estatal LGTBI+. Como parte del colectivo, habíamos estado involucradas en muchas luchas, y consideramos que ya nos tocaba a nosotras.  

La coordinadora del grupo de Políticas Lésbicas de la Federación de aquel momento, Carmen Hernández, nos “vendió” la idea de hacer un año temático. Era un área muy fuerte, y había varias presidentas de entidades que se involucraron en la propuesta, lo que le dio fuerza y permitió que el primer año se involucraran 14 entidades federadas. 

Para llevar a cabo el proyecto, creamos distintas comisiones. Yo estaba en la de salud. Allí, hicimos kits de sexo seguro con barreras, condones y un folleto informativo, y también incluimos guantes de látex. Fue un trabajo en cadena en el que todas colaboramos para conseguir un objetivo común.

¿Por qué se propuso celebrarlo cada 26 de abril?

Realmente lo elegimos porque nos venía bien. El 26 de abril de 2008 era sábado y nos resultaba más fácil salir a las calles. Nos sentamos todas para planificar y dijimos: en marzo está el 8M, en mayo el Día de Familias y en junio el Orgullo. Después de septiembre no podía ser porque queríamos darle fuerza ya. En realidad, no había nada histórico y no sucedió nada relacionado con lesbianas el 26 de abril, pero desde ese año, se ha convertido en una fecha marcada en el calendario.

A nivel personal, ¿qué significó para ti formar parte de la creación del Día de la Visibilidad Lésbica?

Fue una experiencia muy grande. Hace 15 años, cuando tenía 25 años, entré en el área de Políticas Lésbicas de la Federación Estatal LGTBI+. Allí encontré a mujeres que enriquecían el discurso. Pasábamos horas debatiendo, incluso dedicábamos fines de semana enteros para discutir cuáles eran nuestras prioridades. Gracias a esta experiencia, he hecho amigas para toda la vida y he crecido mucho a nivel personal y político. Ese año  fue largo porque iniciamos el diseño del año en 2007. Se creó una escuela de género, unas Jornadas Activistas y se establecieron muchos espacios de formación. El área de políticas lésbicas era un área feminista, el discurso feminista estaba presente en todo momento. Aprendimos mucho, fue una experiencia de aprendizaje muy enriquecedora.

¿Qué ha cambiado entre 2008 y 2023?

En 2008, cuando arrancamos el diseño del 26 de abril, teníamos un contexto de absoluta invisibilidad. Solo había una referente a la que recuerdo que llamábamos para todas las campañas, Inma Serrano, que era fantástica y siempre decía que sí. Sí comparamos este panorama con el de 2023, ahora tenemos muchas referentes. 

Las jóvenes tienen muchas referentes en las que mirarse, hay muchas series, muchas películas. ¿Qué es lo que sucede?, que esta visibilidad se ha centrado en un modelo de mujer lesbiana muy normativa, con cuerpos normativizados. Nos hemos olvidado de la pluma que tanto nos caracterizaba, la que tenían las primeras bolleras en salir y visibilizarse. Nos hemos olvidado de defender y reivindicar nuestra pluma. Esa es la gran diferencia entre 2008 y 2023: ahora tenemos visibilidad pero es una visibilidad muy reducida. 

Por otra parte, en 2008, ya reclamábamos protocolos ginecológicos y, a día de hoy,  seguimos con la misma reivindicación. Seguimos viendo a muchas mujeres que no se visibilizan en el ginecólogo o ginecóloga porque para ellas es un trauma ir a la consulta. ¿Cuál es el problema derivado de esta invisibilidad? Que arrastramos una incidencia muy alta en ciertos tipos de cáncer. Y eso no lo podemos permitir. En estos 15 años seguimos reclamando una atención específica y que se nos pregunte sin ningún tipo de pudor, para que la consulta ginecológica también sea nuestro espacio. 

¿Por qué crees que están más invisibilizadas las mujeres lesbianas con pluma?

La publicidad y los medios quieren esa belleza más única, ese modelo de cuerpos normativos y normativizados. ¿Dónde están los otros modelos de cuerpos, dónde están las lesbianas más butch? Si buscas «butch» en Google, ¿qué modelo aparece? Una que tiene abdominales, muestra un culto al cuerpo que no representa a la mayoría de nosotras, que incluso nos hace daño porque parece que debemos seguir una estética que no se salga de unos cánones marcados por una mirada sexista y misógina. Hay bolleras gordas, bajas, con pelos en las axilas que no desean quitarse…  Debemos buscar ese espacio también para todas ellas, para todas nosotras.

¿Y qué referentes, fuera de ese modelo normativo, tienen a día de hoy las mujeres lesbianas? 

A mí me gusta ver a aquellas que estaban en el 2008 en Federación, que ahora tienen cargos políticos de responsabilidad, como Silvia Jaén y Luisa Notario. Me parece importante contar con referentes que defiendan el discurso feminista y estén haciendo grandes cosas.

También hay otros modelos de referencia como instagrammers y más modelos de familias. Por ejemplo, Maldito Bollodrama es un gran referente con un discurso muy chulo y juvenil. Es importante tener referentes para toda la población, en todas las edades.  Las redes sociales han permitido ampliar y llevar muchos discursos a los que, quizá, en 2008 no llegábamos, cuando solo teníamos Facebook y Twitter y utilizábamos el hashtag V de Visibles.

¿Cuál ha sido el principal logro en estos años?

Hace 15 años no teníamos reconocido el derecho a la filiación directa. Debíamos estar casadas antes del nacimiento de nuestro hijo, hija, hije para que ambas fuéramos consideradas legalmente madres. Ahora, gracias a la Ley trans y LGTBI, por fin, esta diferencia con respecto a las parejas mixtas se ha salvado. En esto sí que hemos avanzado. 

¿Y cuáles son las discriminaciones más habituales que sufren las mujeres lesbianas a día de hoy? 

Desgraciadamente, sufrimos muchas pero me gustaría destacar la invisibilidad. Siempre hay una presunción de que eres heterosexual. Llegas a un hotel y te dicen “uy, es que he puesto cama de matrimonio”. Una vez sales del armario, es un continuo. La invisibilidad ha sido un arma de doble filo para las lesbianas. Podíamos jugar con el rol de amistad, nos podía venir bien en otros tiempos, pero ya no podemos continuar con eso porque nos ha metido en un armario muy grande.

¿Cuáles son, por tanto,  las reivindicaciones actuales de la L?

Este año pedimos con fuerza la visibilidad de la pluma bollera. La queremos erotizar, queremos salir orgullosas con ella. Actualmente, como decía, se proyecta una visibilidad muy heteronormativa, muy femme. La parte de la pluma, que puede que no venda tanto, se ha quedado en segundo plano. 

Las primeras lesbianas visibles eran las lesbianas con pluma, y parte de nuestra historia incluye a Dolores Vázquez, una lesbiana con mucha pluma que fue juzgada por su orientación sexual. No podemos olvidarnos de esta parte de nuestra historia, ya que forma parte de nuestra historia colectiva. Si bien hay una cierta visibilidad, como la de Sandra Barneda, esta representa un modelo muy exclusivo y limitado, y las lesbianas somos mucho más diversas. Por lo tanto, debemos ampliar la visibilidad a todo el espectro de lesbianas. Esto pasa por incluir a las lesbianas mayores, a las racializadas, a las lesbianas con discapacidad, a las gordas, a las trans o no binarias, a todas aquellas que no entran dentro de un concepto impuesto de normatividad, aquellas que nos quedamos en los márgenes. 

Además, queremos reivindicar los protocolos ginecológicos, y los estudios específicos de salud y de salud mental. Estamos teorizando, en base a lo que vemos, sobre la salud mental de las mujeres lesbianas, sobre el hecho de que las discriminaciones y la invisibilidad que sufrimos pueden derivar en baja autoestima y problemas serios de salud mental. Pero no podemos seguir teorizando,  necesitamos estudios reales para saber el alcance real de este problema, es una de nuestras prioridades ahora mismo. 

 

¿Cómo se va a celebrar o conmemorar el Día de la Visibilidad Lésbica 2023? 

Hemos creado una campaña para  visibilizar la “Pluma bollera”, con ese lema. Por un lado, saca la pluma y, por otro, admira la pluma. Me gusta mi pluma y también me pone la pluma, para sexualizarla.

Evidentemente, también seguiremos con los temas de salud. Hay que darle importancia a la salud mental y a la prevención del cáncer. Estamos viendo que, en general, las lesbianas nos cuidamos menos porque la lesbofobia y la lesbofobia interiorizada perjudican a la autoestima. Hay que poner sobre la mesa estos temas de salud.

También queremos recuperar la autoría del Día de la Visibilidad Lésbica y recordar que la conmemoración de ese día salió de esta casa, del área de Políticas Lésbicas de la Federación Estatal LGTBI+. Y, sobre todo, queremos crear referentes para las más jóvenes, decirles que su modelo de pluma es válido y no tienen que acomplejarse. 

Este es un espacio precisamente para crear referentes, ¿qué le dirías a una chica lesbiana que está en busca de esos referentes y está leyendo esta entrevista?

Le diría que todas las dudas que pueda tener, las hemos tenido todas. Por ejemplo, qué es lo que  puede pasar al salir del armario o qué ventajas tiene ser visible. La visibilidad te da la oportunidad de vivir sin mentiras y sin ocultar quién eres realmente, salir del armario es el paso clave hacía la felicidad. Aunque puede ser un proceso complicado y depende de las circunstancias, como vivir en una ciudad versus una zona rural, merece la pena. Las entidades LGTBI+ están ahí para apoyar y vale la pena dar ese paso, sin forzarlo, cuando cada persona esté preparada para hacerlo. Ser visible puede marcar una gran diferencia en la vida.